TRES EN LA CARRETERA
Siempre fue conocida, esta calle, como : “la Carretera” y, no, Avenida de Santalla de Oscos ni, en los más duros tiempos del franquisimo, como Avenida del General Franco, al menos, coloquialmente. Y así era allá por mil novecientos sesenta y cuatro , fecha en la que Julián, el fotógrafo -Julián González Canóniga- de grata memoria, impresionó esta foto, frente al BAR VALLE, más o menos.
Por aquellos días, la peluquería de Nico -que ya se había independizado de Lisardo- era uno de los lugares de reunión de la juventud , más, tal vez, que cualquier otro lugar, a no ser EL BODEGON de Liberio, al lado de la casa de Pepe Arias, frente al Bar “Las Rejas” o el Bar Brasil en donde eran depositados los trofeos que se ganaban jugando al fútbol en La Mata y qué, por cierto, ¿en dónde están esos trofeos?.
La Carretera, -Avenida de Santalla de Oscos o Calle del General Franco- había sido, siempre, lugar de paseo. Yo recuerdo los domingos, por ejemplo, en que las parejas de novios iban de la Estación, a ver la llegada del tren correo que subía desde Monforte de Lemos, a las seis y veinte de la tarde y llegaban hasta el cine y, después, al baile -o al cine, en donde la publicidad de don Rogelio hacía que cualquier película mediocre nos pareciera un mágico sueño:HOY A LAS SIETE DE LA TARDE -escribía en el pizarrón- GRANDIOSO Y SENSACIONAL ESTRENO DE LA MARAVILLOSA PELÍCULA EN TECNICOLOR…”-. (El baile, no hace falta decirlo, se celebraba -casi siempre con discos- en el Salón de Faba y, antes, mucho, antes, en el Salón de Carral en donde, casi siempre actuaba una orquestina de Villafranca).
En esta foto -curiosa foto porque puede verse cómo era la carretera hace cincuenta años- se puede ver, a la derecha, la acera de SUPERMERCADO CIRILO con un seiscientos aparcado, no en el arcén, sino en el lugar por el que pasaban las gentes y, más arriba, la casa de teléfonos, feudo de doña Merce -la telefonista- y de su marido Antonio y en cuyos bajos -tapiados en aquel entonces- hoy abre sus puertas el BANCO DE SANTANDER y , a continuación, un solar -se ve en la foto- que está ocupado por varios negocios aunque en aquel momento todavía era sencillamente un solar del que manaba un hilillo de agua.
Al fondo, arriba, al terminar el muro de la pista, un viejo castaño de Indias, luce, al aire, sus descarnadas ramas.
A la izquierda de la foto, prácticamente los mismos edificios de hoy, aunque con distintos nombres: la relojería de Victor Feijóo, a quien llamábamos Víctor “Cauny” y que un buen día emigró a Puentes de García Rodríguez; la peluquería de Lisardo, el almacén de Beatriz Sierra,el local de bicicletas de Enrique, EL ARCA DE NOE, de José Ramón, la zapatería de Amancio o EL “BODEGON”, que aún no era EL BODEGON, CASA OLEGO , LA DROGUERIA DE PACO, el taller de Toño, el sastre y el resto de edificios.
No vamos a hablar de las aceras que, prácticamente se confundían con los arcenes de la carretera .
En la foto, además de quien esto escribe, con la nostalgia de los años, en las teclas del ordenador, en el centro, Martín Tejero Miguel que trabajaba en una de las empresas para la ampliación de Cosmos y Ricardo Camino, otro trabajador, también de la ampliación de Cosmos.
Martín era zamorano de pura cepa y Ricardo, que llegó a jugar en el R.C..D.RELAMPAGO, había nacido cerca de Venta de Baños, en Cevico de la Torre. Ninguno de los dos volvió -que yo sepa- por Toral en donde dejaron muy buenos amigos. (Ricardo, por estos días había casado en su pueblo con su novia de siempre: Loli y allá fuimos, sino mal recuerdo, Pili y Pepín “Tiruliru” y el novio de Pili, Luís.
Después Loli y Ricardo vivieron en uno de los pisos superiores del Bar Asturias, hasta que el trabajo lo llevó a otros lares).
Es una foto, ésta, que nos recuerda a un Toral muy diferente a como es en la actualidad y que puede servir de recuerdo a personas que hoy peinan canas y, también, para las nuevas generaciones que no conocieron el Toral de los años sesenta.
Toni
