Quien esto escribe -valga la redundancia- escribía en TORAL. HISTORIA DEL SIGLO XX. MEMORIAS DE UN TIEMPO OLVIDADO (Tomo III) que don Juan García, en la preguerra, era propietario de un Bar y, además, una de las escasas personas que, en Toral, aparte el cura, los maestros y el sargento de la Guardia Civil, tenían el derecho, no escrito, a lucir, antes del nombre, el título honorífico de “don” ya que, además de haber casado con doña Consuelo Parra, era propietario de una panadería, aunque la panadería perteneciese a su suegro.
Esta panadería, más o menos, ocupaba el lugar que hoy ocupa ULTRAMARINOS CONCHA y a cuyo establecimiento -a la panadería- íbamos, a la salida de la Escuela Nacional -a las cinco de la tarde, hora torera y antes de entrar a la escuela Particular que costaba ocho duros al mes o sea, cuarenta pesetas- a buscar el pan crujiente que, después, en casa, con un poco de aceite por encima era una de las meriendas más apetecibles.
Don Juan García había sido alcalde de Toral en dos ocasiones: en mil novecientos treinta y en mil novecientos treinta y cuatro, lo que quiere decir que don Juan proclamó -datos recogidos de HISTORIA DE TORAL de Manuel Rodríguez y Rodríguez- la República en su momento, pero la proclamó -según el Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento- nueve días después de haber sido proclamada en toda España. Y no sabemos los motivos.
“No es lo mismo ser panadero que rentista -escribía quien esto escribe en el Tomo III de HISTORIA DE TORAL- pero, casi siempre los panaderos terminan siendo rentistas. Es decir, personas que viven de rentas”
“Y en Toral ocurre como lo que ocurre en otros lugares porque siempre hubo excelentes panaderos, aunque para ser buen panadero se requiere ser buen profesional, buena harina, fuertes brazos para amasar y buena leña de roble para hornear”
Y, como decía más arriba, también, siempre hubo buenos panaderos en el pueblo y cada panadería tenía sus propios clientes: Wenceslao, el “Rubio”, en una de las bocacalles que une la calle del Ferrocarril con el Ferradal; Isidora Arango, la “Aranga”, madre de Juanito y de Octavio; Francisco, el panadero, cuyo hijo Panchito murió asesinado en una cuneta, pocos días después de haber estallado la Guerra Civil; don Juan García –queda dicho- que regentaba la panadería de su suegro Domingo Parra . Andando el tiempo, recuerdo, en el Teso, a José, el “Millonario” y a Félix, el hermano de Mary Paz que hoy regenta una peletería en Benavente.
Y don Juan, además de dirigir la panadería, regentaba un Bar justamente al lado del Bar de El “Teniente” y, al mismo tiempo, tenía servicio de habitaciones para viajantes de ferretería o de telas, revisores de tren , otras gentes, canónigos de Astorga o policías secretas.
El Bar de don Juan -visto desde la perspectiva de hoy- era amplio, con suela de madera, mesas de mármol, -sobre las que se escribían los tantos hechos en una partida- redondas, con patas de hierro fundido y en donde los padres de familia jugaban la partida: dominó, tute cabrón, subasta, brisca o garrafina.
Quiero recordar que a mi padre, en el bar de don Juan García le robaron una gabardina/trinchera recién estrenada. Denunció la sustracción a la Guardia Civil0, y la gabardina apareció, cortada a pedacitos, mezclada con la lana de un colchón. Se supo quién había sido -yo lo sé- pero mi padre retiró la denuncia.
Don Juan y doña Consuelo tenían cuatro hijos: Chelo, -muy guapa- Esther, que fue maestra en Toral ,Juanito, un formidable portero de fútbol y Rosendo, nacido en mil novecientos veinticinco y que fue uno -si no el mejor- jugador nacido en Toral.
En un cuaderno escolar, cedido por Carlos Santos, hijo de don Paco Santos, maestro, hemos visto una redacción de Rosendo, escrita a los once años -mil novecientos treinta y seis- en la que decía que “aquel día, hacía sol y el termómetro -escribe “termómetro” y no barómetro”- marcaba diecisiete grados y a continuación: “Hace días que no tenemos clase -desde el viernes 27- y la causa es que nos han blanqueado la escuela ya que en el verano no quisieron blanquearla y ahora se salieron con la suya”.
“Ahora está más alegre porque con los colores que tiene nos gusta verla. El maestro nos dijo que viniéramos tres o cuatro para limpiar los bancos porque daban asco verlos y, mientras tanto, él estaba pintando un armario y un cuadro”.
En otro cuaderno Rosendo escribe: “Lenguaje. Conversación”. “El Cuerpo Humano”. Sistema Nervioso. Es una masa de tejidos que se extiende por todo el cuerpo y sirven para la sensibilidad y el movimiento”.
“El sistema nervioso es en el que están activos todos nuestros sentidos y sin él no podríamos ver ni oír ni gustar. Es el sistema nervioso el que excita los oídos para que se contraigan o dilaten y sin esa excitación no habría movimiento. En rigor, el sistema nervioso es el que registra todas las funciones orgánicas”.
“El sistema nervioso del hombre es doble o tiene dos partes: una el control de las funciones de relación y otra, la ganglionar”. (Copiado textualmente aunque he omitido las faltas de ortografía).
Rosendo -queda dicho- quizás haya sido el jugador de fútbol más importante nacido en Toral y, tal vez, en el Bierzo. Era un hábil interior -centrocampista- con llegada de gol y muy inteligente. Jugó muy poco en la S.D. Toralense o en el KIKIRIKI porque le gustaba más el BERCIANO de VILLADEPALOS.
-Y juego en el BERCIANO -decía-. Porque me dan una gaseosa y un bocadillo de jamón. O me invitan a merendar a base de peces o de cangrejos.
Rosendo también jugó en la GIMNASTICA LUCENSE en donde, hace algunos años, aún lo recordaban.
Murió muy joven y de una enfermedad trágica e incurable -no, cáncer- en aquellos momentos: a los veintiséis años, a finales de agosto de mil novecientos cincuenta, el día veinticinco. Recuerdo ver su entierro desde los balcones de mi casa y, también, porque el día veintiocho murió mi tía Carmen. Ese es el motivo de la nitidez del recuerdo.
Ese mismo día su amigo Eduardo Losada dejaba Toral rumbo a América y poco tiempo después casó -Eduardo- por poderes con c. La misma Licinia y Chucho fueron padrinos de boda por poderes y Juanito Losada, hermano de Eduardo hizo de novio -solamente- en la ceremonia.
Así, a grandes rasgos fue la vida de Rosendo García que hoy cuento en MEMORIA DE TORAL.
