¡! Hombreé!! Mira por donde acabo de leer el comentario que hizo Ferragachos en el apartado de la vendimia, referente al vino de saúco o sabugueiro como se conoce a esta planta por nuestros lares. Y aprovechando que estamos en plena fructificación de dicha planta, me atrevo a escribir un artículo referente a ella, pero en su vertiente culinaria.
Tiene toda la razón este comentarista, se puede hacer vino de saúco perfectamente, otra cosa es que después resulte inviable su consumo. Recuerdo en mi niñez y además de oírlo contar que algunos miniproductores de vino del lugar, le añadían unos racimos de esas bayas al vino para darle color, lo que es igual para hacerlo más tinto.
Pero hay otra faceta más interesante de dicha planta tanto en medicina natural como para cocinar.
Ni que decir tiene que no hace falta que os la describa pues ¿Quién no tiene un arbusto de esta clase a la puerta de casa o en alguna leira o beiron? Contra lo que muchas personas creen no es para nada venenoso, si acaso sus hojas algo tóxicas nada más. Más tóxicas son las hojas de la patata, por la solanina que contienen, y ya veis el dicho ese “….Que un burro en un patatal”. Como iba diciendo este arbolito que pertenece a la familia de las Caprifoliáceas, y su nombre científico es “Sambucus Nigra”, florece por nuestros lares allá por el mes de abril, se llena de unas flores de color blanquecino agrupadas en unas inflorescencias a modo de sombrillas. Recogidas en su tiempo y dejadas a secar se usan como un excelente sudorífico, yo personalmente las empleo en infusión cuando en invierno veo que me está entrando el clásico trancazo y no veáis como actúan haciéndole a uno sudar de manera abundante.
Otra manera de usar estas flores es recogiéndolas sin que se deshagan las umbelas, se lavan con cuidado se rebozan en huevo, se fríen y…. al plato. Hay personas que no aguantan ese olor dulzón que despiden .Pero superado esto tienen un sabor exquisito.
Ya veis que se aprende algo cada día. Si alguien os viere recogiéndolas lo normal es que te pregunten que para que sirven. Decidle simplemente que para comerlas…..ya veréis la cara que ponen.
Ahora en este mes los racimos de bayas ya están maduros y se pueden recoger también para algo que aunque parezca increíble es cierta, y es para hacer mermelada. Os puedo decir que yo la hago todos los años, y para mí desde luego suple perfectamente a la miel por su sabor muy parecido.
Os daré la fórmula para elaborarla. Una vez recogidas las bayas se ponen en un caldero y se le añaden un poco de agua con el fin de lavarlos un poco…….por aquello de los bichos que pudieran contener. Se pasan a otro caldero y se machacan o exprimen bien que saquen todo su jugo, se va retirando el líquido a otro recipiente. Una vez que está todo bien exprimido, se le vuelve a añadir agua para terminar de extraer todo el jugo. Quedará un líquido de un color rojo sangre, con unas semillas blanquecinas bastante grandes, es en este momento que se debe de colar para eliminarlas. Se le añade el azúcar correspondiente que deberá ser de la proporción de cada litro medio kilo de azúcar más o menos. Eso al gusto. Se deja cocer para que el agua se vaya consumiendo y que quede de una consistencia parecida a la miel. Es el momento de ponerlo en tarros de cristal o recipientes de plástico con tapa. Si alguien se atreve a hacerlo ya verá los resultados. Este preparado tiene fama de ser expectorante, así que ya veis las virtudes de plantas que están a nuestro alrededor y que nadie aprecia. Si me aguantáis, y el tema os gusta os daré más recetas, y algunas bastante curiosas parecidas a esta. Y no es cosa de andar comprando mermeladas elaboradas de fábricas que lo único que contienen son edulcorantes y conservantes en muchos casos perjudiciales para la salud.
Vicente
